El sentido del olfato de los perros podría ayudar a la tecnología de detección del cáncer
Siempre hemos sido conscientes del notable sentido del olfato de los perros y hemos utilizado esta habilidad en la seguridad fronteriza, detección de drogas y operaciones de rescate durante muchos años. Los investigadores ahora están utilizando este agudo sentido del olfato como una forma de tecnología de diagnóstico médico no invasivo.
El ABC informa sobre la investigación actual del Dr. Tim Edwards de la Universidad de Waikato de Nueva Zelanda, donde se utilizan perros para detectar las primeras etapas del cáncer de pulmón.
El cáncer de pulmón a menudo se diagnostica en las últimas etapas, cuando las personas comienzan a tener síntomas que provocan una visita al médico. Desafortunadamente, en ese momento suele ser demasiado tarde, por lo que es tan importante el desarrollo de pruebas de detección sistemáticas no invasivas que permitan una detección y un tratamiento mucho más tempranos de la enfermedad.
Mientras el estudio está en curso, los investigadores creen que son las pequeñas diferencias bioquímicas entre los olores de una persona enferma y una persona sana lo que el perro puede detectar.
Se han realizado muchos estudios que muestran que los perros entrenados pueden detectar otros tipos de cáncer, como el cáncer de colon en el aliento humano, el cáncer de ovario en muestras de sangre y el cáncer de próstata en la orina.
El estudio de la Dra. Edwards planea usar las muestras analizadas por los perros para ayudar a determinar los compuestos clave en la muestra que el perro usa para identificar el cáncer. Esta información se puede usar para crear una «nariz electrónica» para detectar y diagnosticar las primeras etapas del cáncer de pulmón. Con muchas otras formas de narices electrónicas actualmente en desarrollo, puede ser solo cuestión de tiempo antes de que veamos la tecnología disponible en el mercado.
Más información
https://www.abc.net.au/news/health/2018-10-30/medical-detection-dogs-disease-sensors/10425488
Este artículo apareció en la edición de enero/febrero de 2019 del Australian Veterinary Journal.
